Medalla Virgen Milagrosa, pulida en plata

La imagen muestra un colgante de la Medalla Milagrosa. Tiene forma ovalada y presenta una representación detallada de la Virgen María de pie sobre un globo, con rayos que emanan de sus manos extendidas. Alrededor de la imagen central, se puede leer la oración en francés: "Ô Marie conçue sans péché, priez pour nous qui avons recours à vous" (Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos ¹ a ti). En la parte superior, se observa una "M" entrelazada con una cruz, y debajo, los Sagrados Corazones de Jesús y María, uno coronado de espinas y el otro traspasado por una espada.   

Las dimensiones aproximadas del colgante son 1.4 cm / 0.55 pulgadas de alto y 0.9 cm / 0.35 pulgadas de ancho. El asa para la cadena tiene una altura de 0.5 cm / 0.2 pulgadas. El peso del colgante es de aproximadamente 0.97 gramos / 0.035 onzas.

Historia de la Medalla Milagrosa:

La historia de la Medalla Milagrosa se remonta a 1830, en París, Francia. La Virgen María se apareció a Santa Catalina Labouré, una novicia de las Hijas de la Caridad. Durante estas apariciones, la Virgen le reveló el diseño de una medalla y le pidió que la hiciera acuñar, prometiendo grandes gracias a quienes la llevaran con devoción.

Según el relato de Santa Catalina, la Virgen se presentó de pie sobre un globo, aplastando una serpiente con sus pies. De sus manos extendidas emanaban rayos de luz, simbolizando las gracias que derrama sobre quienes se las piden. Alrededor de la visión, apareció una orla con la invocación que figura en la medalla actual.

En el reverso de la medalla, la Virgen María le mostró una "M" coronada por una cruz, que representa a María al pie de la cruz de Jesús. Debajo, figuraban los Sagrados Corazones de Jesús y María, símbolos de su amor y sacrificio por la humanidad. Doce estrellas rodeaban estos símbolos, representando a los doce apóstoles.

La primera medalla, basada en las indicaciones de Santa Catalina, fue acuñada en 1832. Rápidamente, se difundió entre los fieles, y se atribuyeron numerosos favores y milagros a su intercesión, lo que le valió el nombre de "Medalla Milagrosa".

Hoy en día, la Medalla Milagrosa sigue siendo un símbolo de fe y devoción mariana para millones de católicos en todo el mundo. Se considera un signo de la protección y la gracia de la Virgen María, y muchas personas la llevan como un recordatorio de su presencia maternal y su intercesión ante Dios. En una tienda católica, esta medalla se ofrecería como un objeto de piedad y un sacramental, un signo visible de la fe y un medio para obtener gracias espirituales a través de la intercesión de la Virgen María.